sábado, 25 de enero de 2014

Escribiendo mis pensamientos

Dicen que escribir sobre los pensamientos hace más llevaderos estos. Dicen que ayuda a liberar esas cosas que no nos atrevemos o no queremos compartir con el resto. Dicen... dicen muchas cosas pero yo no estoy segura de ninguna. Tal vez eso sea un síntoma de locura, esta siempre está acechándome desde las sombras (en sentido figurado, afortunadamente aún no veo ojos que me observan, pero la locura se puede presentar de las formas más insospechadas). De momento he superado todos los exámenes que me hace el gobierno, pero ¿qué garantía hay de que sean infalibles? Si precisamente es la incapacidad de comprensión de nuestros cerebros y su nulidad a la hora de procesar información para la que no estan preparados la que nos lleva a la locura ¿cómo sabemos que nuestros tests, elaborados por esos mismos cerebros de bajo rendimiento, pueden realmente localizar la locura oculta en ellos?
Creo que estoy divagando y obsesionarme es una de las cosas que se me advirtió que no hiciera, sería una de las señales de que estoy perdiendo la cabeza. Llevo toda la vida intentando mantenerme cuerda y tal vez eso mismo sea una característica de la locura. Pero he aprendido a no preocuparme en demasía por ello. No es práctico. No está en mi mano hacer nada al respecto, así que es más productivo que me centre en cosas que sí pueda llegar a comprender y quizás, algún día desentrañar.
Pero es mejor que me presente. ¿Quién soy? Y esa es otra de las tantas preguntas para las que no tengo respuesta. Por supuesto que tengo un nombre como todo hijo de vecino (o de probeta, si se me permite el chiste sobre mis propios orígenes), y eso es básicamente todo lo que tengo.
Creo que no me estoy explicando, veamos si consigo organizar mis ideas de un modo sencillo. Normalmente, un ser vivo racional es quien es como individuo, más todos los acontecimientos previos a su nacimiento. Tiene una historia contínua propia de su familia, de su comunidad, de su raza, de su planeta y así en conjuntos hasta el infinito. En mi caso, solo tengo un nombre, Bueno eso no es del todo correcto, algo más tengo, es solo que lo ignoro.
Mi nombre es Aury y creo que me lo pusieron mis padres. Y eso es todo lo que tengo de ellos a parte del color de mi piel y otros rasgos que me caracterizan y me excluyen de la sociedad.
Soy un híbrido humano-nazzadi, uno de los primeros. Soy fruto de una unión entre nazzadi y humano, ignoro cual de mis progenitores era de cada raza. Del mismo modo que ignoro si fue una relación consentida, si fui un hijo esperado y deseado o un inconveniente sin más, que se vio agravado con mi condición de blanca.
Y es que si solo hubiera sido un híbrido más... con su piel gris, un xenomix normal y corriente, todo habría sido distinto. Para mí y para los pocos que comparten mi sino, sea cual sea este.
Al principio debieron creer que los híbridos blancos éramos el equivalente a un humano albino, supongo que imaginaron que solo éramos ese pequeño porcentaje con una tara en la pigmentación. Los estudios genéticos han demostrado que no, como es sobradamente sabido, nadie tiene una explicación sobre nuestro origen, no encontraron una sola causa para que naciéramos así. Simplemente somos lo que somos y eso nos deja en una situación muy incómoda y nos hace objetivos idóneos del adjetivo engendro. Y si no es agradable ser abandonado al nacer menos lo es ser "eso". El marginado entre los marginados del orfanato.
La guerra ha producido montones de bebés que acabaron criándose en instituciones públicas, refugiados, hijos de soldados honorables... y luego estan esas cosas de piel, cabellos y hasta ojos blancos que, para colmo de males, desarrollan capacidades parapsíquicas desde la más tierna infancia... como era de esperar muchos de los escasos blancos que nacen acaban sumidos en la depresión y optan por terminar con sus vidas antes de que la locura o algo peor haga presa de ellos.
Yo soy una de las afortunadas. A mis veinte años de edad he llegado a la edad adulta, parezco tener la salud mental intacta, he conseguido esquivar la maldición parapsíquica y además he tenido tiempo de obtener un doctorado en Teología.
¿Qué me hace distinta? Supongo que tener un objetivo que me empuje a avanzar cada minuto de mi desgraciada vida. Y la suerte.

                                                                Xenomix normales


                                                                           Blancos



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